domingo, 28 de diciembre de 2008

Desempolvando recuerdos

Ahora que estuve en México me pusieron a revisar los libros y papeles que tengo aún en casa de mis papás, para ver cuales quería que se siguieran guardando, y cuales se podrían tirar ya. Al final fue una experiencia muy divertida, ya que me encontré con varias cosas que me trajeron recuerdos de muchas de las etapas de mi vida, al mismo tiempo que me hicieron recordar un poco del camino que me llevó hasta lo que soy y donde estoy yo ahora.

El primero es de cuando estaba yo bien chiquito, por consecuencia es también de lo que menos me acuerdo en cuanto a detalles, así que la siguiente historia podría bien ser un completo invento mío. Es un libro para niños de tecnología, en particular de aviones, que recuerdo con mucho cariño como una de las primeras cosas que realmente me apasionaron en este mundo.

El libro, que contiene la historia en caricatura de como fue que el hombre aprendió a diseñar máquinas que vuelan, no era en realidad mío. Me lo encontré de niño en casa de una de mis tías y era una de mis distracciones preferidas cuando la íbamos a visitar. Estando ya un poco más grande, y ya que siempre le tuve cariño al libro, decidí robarlo y ahora está en mi casa. :-P



El siguiente par son mis primeros libros de programación. El primero de “Basic para niños” recuerdo que era super divertido. Las lecciones en el libro las va dando Arturo, la “masita amorfa naranja” (como ya alguien le puso), en un tono muy didáctico y divertido. De tanto uso, al libro se le rompió alguna vez la portada, que ahora está pegada con diurex.

El libro de abajo, el de Turbo Pascal, me lo compró mi papá después de que empecé a hacerle muchas preguntas de programación que él ya no siempre me podía contestar. Este fue, podríamos así decirlo, mi primer tutor formal de programación.

El siguiente libro interesante es “Vuelta al mundo en noventa minutos” de Rodolfo Neri Vela. En el libro, Rodolfo cuenta un poco de la historia de su vida, y cómo es que llegó a involucrarse en el proyecto del STS-61-B Atlantis en el cual, por cierto, también se puso en órbita el satélite Morelos II.

El libro es bastante interesante, y una verdadera fuente de inspiración. Sin embargo algo de especial que tiene mi copia, es que fue autografiada por el mismo Rodolfo cuando fue a dar una plática a la UDLA en Puebla.



Finalmente, otro de los libros que más marca e influencia han dejado en mi vida es El hombre que calculaba. Ahora me vengo enterando, el libro fue escrito originalmente en portugués por Julio César de Mello y Souza bajo el seudónimo de “Malba Tahan”. El libro es super divertido, entrelaza a una sencilla novela con una serie de pequeños problemas y acertijos matemáticos.

Este libro debería tener también una dedicatoria en su portada, en este caso no de quien lo escribió, sino de quien me lo regaló. Sin embargo no la tiene porque alguna vez Juan dijo algo estúpido sobre “no profanar libros escribiendo sobre ellos”, pero nunca se preocupó por aclarar que las dedicatorias están, por supuesto, O.K.

¿Será muy tarde para conseguir una dedicatoria para mi libro?