lunes, 25 de junio de 2012

La decisión de mi voto

Durante estas elecciones me había resistido a revelar muy clara o directamente la intención de mi voto, pero esto ha ocasionado que varios de mis amigos y familiares se queden muy confundidos sobre lo que realmente opino y sobre la decisión que al final he tomado. Unos no adivinan por quién voy a votar porque he estado criticando a todos los candidatos, y los que si le atinan dicen que porque voy a votar por una persona que—como yo mismo admito—es una mala opción como candidato a la presidencia.

Yo, como me imagino que le sucede a muchos de nosotros, me encuentro en la situación en que todos los candidatos me parecen malos, y me enfrento al dilema de decidir entre anular mi voto o resignarme a escoger a el “menos malo” de las alternativas.

  • GQT me parece malo porque no representa a una alternativa real.
  • EPN me parece malo porque no estoy de acuerdo en la manera en que quiere ganar las elecciones (y probablemente lo hará) manipulando a los medios y a la información.
  • JVM me parece mala porque no vi contenido en sus propuestas, y porque no estoy de acuerdo con la forma en que su partido (el gobierno actual) ha llevado a cabo la guerra contra el narcotráfico.
  • AMLO me pare malo porque es una persona muy caprichosa y porque muchas de sus ideas (como someter a referendo los derechos de las minorías) me parecen malas.
  • Anular el voto me parece malo porque, aunque podría expresar así mi descontento con todas las alternativas, creo que la probabilidad de que mi voto anulado tenga algún efecto en la política del país es muy baja.
Y como he criticado a todos los candidatos y a las alternativas en estas elecciones, por igual me han tachado de anulista sin civismo, de priísta dinosaurio, de mocho panista, y de pejista zombie. Porque cuando critico a alguno de los candidatos (o lo defiendo de algo que me parece que es una crítica injustificada), automáticamente me gano el ser catalogado con alguna de estas u otra etiqueta similar.

Pero en fin.

Estas son mis opiniones personales. Diferentes personas estarán o no de acuerdo con ellas, diferentes personas mencionarán otras razones que les parecen también importantes, y diferentes personas le asignarán más o menos importancia a cada una de las razones que lleguen a considerar. Y pues finalmente es tarea y responsabilidad de cada uno de nosotros el analizar la situación, con respecto a nuestras propias convicciones y opiniones personales, para elegir lo que pensamos es la mejor alternativa.

Algunos de mis amigos analizaron esta situación, pensaron muy bien su decisión, y al final llegaron a la conclusión de que JVM es la mejor alternativa. Eso está muy bien, es su propia decisión, y me parece muy respetable.

Algunos otros de mis amigos analizaron esta situación, pensaron muy bien su decisión, y al final llegaron a la conclusión de que preferían anular su voto. Eso está también bien, es su propia decisión, y también la respeto mucho.

Yo y algunos otros de mis amigos analizamos esta situación, tratamos de pensar muy bien nuestra decisión, y al final nos decidimos en votar por AMLO. Esta es nuestra propia decisión, y espero que también la respeten.

No conozco personalmente a nadie que haya decidido votar por EPN o por GQT (o que al menos así lo reconozcan de manera pública y abierta). Pero si alguien, después de analizarlo y de pensarlo, llegara a tomar esa decisión, igual yo la respetaría.

Sobre todo respeto y agradezco mucho a quienes en estas elecciones se han dado a la tarea de compartir información, que han buscado dialogar de una manera clara, tratando de ser objetivos, razonables y—sobre todo—muy respetuosos. Muchas gracias a todos ustedes porque formaron una parte importante en el proceso de mi toma de decisiones.

En verdad, a los únicos que podría reprocharles algo es a quienes no se hayan detenido a pensarlo ni siquiera por un momento y que—aún así—estén planeando en ir este 1o de Julio a emitir un voto que decidieron de manera pasional y sin fundamentos.