domingo, 28 de septiembre de 2008

Mil novecientos ochenta y seis

Mil novecientos ochenta y seis. El cometa Halley visita nuestro sistema solar por segunda vez en el siglo 20. El primer virus de computadora para PC's, Brain, comienza a propagarse. Francia y el Reino Unido inician los planes para construir el Eurotunnel. El transbordador espacial Challenger sufre un accidente y se desintegra en el aire 73 segundos después de su despegue. Por su parte, la sonda espacial Voyager 2 se convierte en la primera nave espacial en viajar hasta Urano y fotografiarlo. En Ucrania, durante una simulación del corte del suministro eléctrico, se produce un sobrecalentamiento en uno de los reactores nucleares en Chernóbil, originando así el accidente nuclear más grande de la historia. La Unión Soviética lanza al espacio y pone exitosamente en órbita a la estación espacial Mir.

En México, 1986 era un año de fútbol. El país se preparaba para recibir a más de dos millones de fans que asistirían a la treceava edición del mundial de fútbol. Aunque en ese entonces vivíamos en Cuatitlán Izcalli, en el Estado de México, por un tiempo nos fuimos a Puebla a casa de mi abue Jose. Yo, teniendo casi seis años de edad, dibujaba con unos plumones en forma de ‘Pique’, la mascota del mundial, que un tío nos había regalado. El 5 de Junio se jugaba el primer partido del mundial en el Estadio Cuauhtémoc en Puebla. Italia contra Argentina se enfrentaban al medio día. El primer gol anotado fue un penalti, después de seis minutos de juego, por Alessandro Altobelli de Italia.

Justo ese día llegaba también al mundo mi segundo hermano. Mis papás habían decidido, un poco en broma, ponerle el nombre del jugador que anotara el primer gol en Puebla ese día. Supongo que el nombre de Alessandro no les gustó. También, por alguna razón que desconozco, la anécdota pasó a la historia de nuestra familia con el nombre de “Michel Platini” en lugar de Alessandro, pero él jugaba por Francia y no anotó ningún gol sino hasta el día 17. Como sea que haya sido, finalmente mis papás se decidieron por un mucho mejor nombre para mi nuevo hermano: Rodrigo.

Así es como inicia la historia de una de las personas a quien más admiro y aprecio. Desde entonces, Rodrigo se ha caracterizado siempre por ser una persona muy creativa e ingeniosa, con un excelente sentido del humor. Además de un buen amigo, alguien con quien puedes contar, y que está siempre dispuesto a apoyarte sin juzgarte. Cuando me preguntan sobre mis hermanos, suelo contar que Rodrigo supo combinar lo mejor de sus dos hermanos. De Daniel obtuvo la facilidad para desenvolverse socialmente, y un muy buen sentido de la moda. De mi, quizá el interés por la ciencia, una mentalidad crítica y otros debrayes similares.

Rodrigo ha mostrado en numerosas ocasiones su amplia capacidad en los estudios, particularmente en la física. Mismas cualidades que le han abierto ya las puertas a muy buenas oportunidades, y que lo han hecho acreedor a numerosas distinciones. Sin embargo, para mi, lo que hace de Rodrigo una persona verdaderamente especial, no son sólo sus logros y reconocimientos, sino la gran calidad de persona que, día a día, a sus amigos y familia nos ha ido demostrando.

Éste es un pequeño escrito que me pidió mi hermano como prólogo para acompañar a una ‘autobiografía’ que le encargaron de tarea.

3 comentarios:

Linda dijo...

Ahhh!! 1986....
Recuerdo cuando mi papá nos enseñó al Halley por el telescopio y también fui a un partido del mundial (Escocia contra ?) y me compré un plumón de Pique!! que el tapón era el sombrero :)

Muy lindo inició de biografía :)
saludos

r0dr160 dijo...

Hermano... Muchas gracias :D

No puedo creer que la anécdota del nombre haya estado mal por 22 años :P

Juan dijo...

Linda: Si!! Justo de esos plumones de Pique son los que yo tenía!!

Rodrigo: Jeje, si, yo tampoco lo podía creer, cuando me puse a buscar los datos, estaba así como “hmm.. pero, algo no checa” Ahora tenemos una anécdota sobre la anécdota. :P