Resultado de un par de extraños sucesos, me entró la curiosidad de poder explicar cual es mi visión o entendimiento del Universo. Tratando de buscar una buena analogía, y después de considerar a las máquinas de estado finito no deterministas, me pareció que un videojuego sería algo mucho más cotidiano y sencillo de entender. :-P
Ojo que ésta es sólo una analogía. No significa que yo realmente crea que nuestro Universo funcione exactamente como un videojuego. Pero la analogía será muy útil para definir varios de los conceptos con los que seguramente nos interesará discutir.
Bien, comencemos por imaginarnos un juego tipo World of Warcraft donde muchas personas desde todas partes del mundo (nuestro mundo) se pueden conectar para jugar. Cada persona toma la forma de un personaje dentro del juego y lo controla (con un joystick, un teclado o lo que sea) para moverlo de un lado a otro e ir explorando el mundo (de Warcraft) dentro del juego.
Los personajes dentro del juego pueden de alguna manera interactuar con su entorno (recoger objetos, golpear enemigos, etc.) pero no tienen control absoluto sobre él. Por ejemplo seguramente no pueden caminar hacia ‘arriba’ sobre el cielo donde no hay nada, hacer aparecer objetos de la nada, desintegrar a todos sus enemigos con solo pensarlo, o modificar drásticamente —de pronto y sin ninguna explicación— el mapa del mundo.
En realidad yo no conozco muy bien los detalles del juego, así que de antemano una disculpa si es que algunas de estas cosas resulta que sí son posibles en WoW. De cualquier modo espero que la idea general se entienda: el mundo está controlado de alguna manera por ciertas reglas, y los personajes dentro del juego son libres de hacer muchas cosas (ir a rescatar a una princesa, correr sin dirección y tirarse de un precipicio, juntar a varios amigos y ponerse a bailar), pero siempre están limitados por las reglas del mundo.
Y desde este contexto de juguete podemos comenzar a definir conceptos interesantes. Por ejemplo, el Universo es el mundo creado dentro del juego (con sus arboles, montañas, y personajes corriendo sin dirección; en algo como StarCraft puede incluir también sistemas solares, otros planetas, etc.) y la física son las reglas que gobiernan al Universo (el código o programa del juego).
El cuerpo de un ser vivo es un objeto o entidad dentro del juego que puede ser manipulado por un jugador externo al juego. El alma es precisamente ese jugador, que tiene el control en su mano y toma decisiones sobre las acciones que su cuerpo realiza dentro del juego. De esta manera los seres vivos pueden interactuar con el Universo, aunque siempre limitados por las leyes de la física.
Esto divide también a mi modelo en dos partes: el plano físico, es decir el Universo donde viven los cuerpos, y el plano espiritual, donde sea que vivan las almas. Finalmente Dios, el Creador, es quien haya escrito o desarrollado el juego. En nuestro caso (de juguete) Blizzard es Dios.
Quizá algunos no estén de acuerdo con mis definiciones (he escuchado por ejemplo definiciones de Dios diferentes a la mía), sin embargo para fines prácticos en lo que continua de este post las palabras clave (Universo, Dios, etc.) significan lo que yo dije que significan (es decir, si no te gustan mis “etiquetas”, cámbialas por otras palabras que te molesten menos y sigue leyendo).
Ahora veamos qué sucede cuando queremos utilizar esta analogía para describir nuestra propia realidad. Igual tenemos un Universo que parece estar regido por ciertas leyes de la física. Quiero aclarar que en nuestro caso por física me refiero a todo lo que efectivamente es programable y determinista (es decir: siempre que pasa esto, entonces pasa esto otro).
A las componentes no deterministas de nuestro sistema es a lo que yo le llamo el plano espiritual. Las acciones de las almas son las que no están completamente determinadas por las leyes de la física (pueden ser limitadas o influenciadas por la física, pero no están determinadas por ella). De no ser por este plano espiritual —y las acciones de las almas en él— el plano físico sería completa, total y absolutamente predecible.
No sé si lo han notado, pero hasta ahora no he dicho gran cosa, y tampoco pienso decir mucho más. Lo único que he estado haciendo es ir dando varias definiciones que serán útiles para poder hacernos preguntas y que, cuando pensemos o discutamos sobre ellas, todos nos estemos imaginando más o menos la misma cosa.
Un montón de preguntas interesantes parecen estar en la separación de los planos físico y espiritual. La ciencia (por ejemplo la medicina) parece indicar que una buena parte del procesamiento que ocurre en nuestro cerebro está ocurriendo dentro del plano físico. ¿Qué tanto de nuestra “voluntad” está programada dentro del mundo físico? ¿Existe en verdad una componente no determinista (es decir almas) o estamos completamente programados? ¿Qué es el subconsciente, y qué papel juega en este modelo (esta del lado físico o del espiritual)?
Otras preguntas, por supuesto, giran en torno a Dios. La pregunta fundamental, ¿Dios existe?, se reduce en este caso a preguntar: ¿Alguien creó al Universo? ¿O simplemente apareció de pronto, sin necesidad de un Creador? ¿O quizá ha existido siempre, y no tuvo nunca un inicio?
Y si suponemos que Dios sí existe, entonces: ¿Dios también juega, es decir igual tiene un control y juega junto con nosotros en este Universo? ¿Puede Dios modificar las reglas del juego (la física) mientras el juego está en proceso? ¿Puede Dios detener o reiniciar el juego? ¿Lo ha hecho?
Otra de las preguntas que a mi en particular me interesa mucho es: ¿Qué tanto de la ciencia de la física (es decir nuestros modelos que hemos creado para tratar de explicarnos cómo es que funciona el Universo) se asemejan a la verdadera física (es decir a cómo realmente funcionan las cosas)?
Y, por supuesto, la pregunta más trascendental que todos siempre nos hemos hecho. Cuando mueres, ¿realmente dice “Game Over”?
4 comentarios:
Sé que no es exactamente lo mismo, pero aqui voy. Tu pregunta de "realmente existe esa parte no determinista?" es muy similar a preguntar si los hombres funcionan como un programa. Si los hombres funcionan como un programa, el cerebro es una máquina de Turing... o sea, podemos simular el comportamiento humano.
Yo sinceramente no creo que eso sea así, pero no puedo dar una explicación clara de por qué no habría de serlo.
Pues si, prácticamente en todo estoy de acuerdo contigo. Igual creo que la “vida” es algo más que una simple máquina determinista (de Turing o de quien sea); pero tampoco tengo idea de por qué es que debería de ser así.
Sin embargo de aquí nace otra pregunta interesante, ¿seremos los humanos capaces de crear (artificialmente) máquinas no deterministas (léase seres vivos)?
Diantre! Un elemento del sistema tratando de explicar al sistema, suponiendo que sistema fuese la palabra adecuada. Yo pienso que somos que los seres atados a un plano, podemos suponer que existe otra dimensión y la suposición en si nos da una satisfacción. ¿Qué tal si Dios desarrolló un juego no determinista donde halla otros dioses que crean juegos no deterministas o deterministas? Respecto a los comentarios la aseveración de Turing y vida, me suena a como si en un sistema un elemento de ese sistema inventa turing para explicar un componente de ese elemento, luego se ve tan inmerso en turing que decide usar turing para explicarse a si mismo o incluso al sistema mismo...
Tu publicación me recordó al juego de los Simpson, el más reciente claro.
Hola Saffog! Gracias por darte una vuelta a este blog. Y pues si, exactamente de eso se trata, de individuos dentro del sistema, tratando de explicar como es que el sistema funciona. Pero de eso se trata toda la ciencia, ¿o no?
Y el segundo comentario, sobre la Turing-itis de algunos científicos, me parece que estoy también de acuerdo contigo. Una idea semejante se expresa en La Nueva Mente del Emperador de Penrose. Un libro, por cierto, que recomiendo muchísimo!
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