jueves, 8 de mayo de 2008

La historia detrás de un cuento

Uno de los últimos cuentos que escribi, La vida de mis sueños, ha causado un poco de curiosidad entre amigos que lo han leido; y yo mismo, incluso poco después de haberlo escrito, pensé que el cuento al final no había quedado tan interesante como la historia que me llevó a escribirlo. Este post esta salpicado con algunos spoilers así que, si quieren dar una revisada al cuento, ésta es su última oportunidad.

Todo empezó con cierto video de YouTube donde, de manera muy interesante, se discute el problema al que nos enfrentamos cuando tratamos de hacer sentido de nuestro libre albedrío en el contexto de lo que la ciencia, en particular la física, nos puede llegar a sugerir sobre como funciona el Universo en que vivimos. Después de investigar un poco, descubrí que este video es tan sólo un pedacito de una película llamada Waking Life.

La película inicia como una colección, aparentemente sin mucho sentido o sequencia lógica, de breves discusiones filósoficas de los temas más diversos. Las discusiones por si mismas son interesantes y, eventualmente, descubrimos también que la película tiene una trama. Sin decir mucho para no arruinarles la película a quienes la quieran ver (la recomiendo), la trama es en si otra discusión filosófica a cerca de los sueños (de ahí el título).

Días después, seguramente influenciado por la película, me paso una de las cosas más extrañas que había experimentado en mi vida. Un día me levante por la mañana, con mucho sueño como muchas otras mañanas, y caminé un poco como sonámbulo al baño. Y estaba comenzando a tratar de abrir la puerta del baño cuando de pronto... me desperté. ¿Qué extraño!, pensé, acabo de soñar que despertaba!

Pero bueno, instalado ahora sí en la realidad, me levante de nuevo de mi cama y caminé hacia la puerta de mi cuarto. Entonces noté algo extraño, los muebles no estaban en su lugar adecuado, faltaban cosas y, bueno, muchas cosas simplemente no hacían mucho sentido. Decidí entonces que seguramente debería de seguir yo soñando y luego... me desperté. Me desperté sólo para darme cuenta, de nuevo, de que aún seguía soñando. Y así me seguí desperando para caer dentro do otro sueño por lo menos unas cuatro o cinco veces más.

Entonces comenzé a sentir miedo. ¡No puedo salir de aquí! En ese entonces coincidió que unas amigas estaban de visita y se estaban quedando en el cuarto de al lado. En uno de esos despestares, después de abrir la puerta de mi cuarto, me encontré también con ellas, asustadas, ¿Qué está pasando? ¿Por qué no podemos salir de aquí?. Trate de bajar por las escaleras, buscar ayuda, y entonces, de nuevo... desperté.

Estoy seguro de que uno de esos despertares fué real (en algún momento el miedo fue lo suficientemente fuerte para despertarme). Lo pude distinguir porque estando realmente despierto los detalles en las imagenes que ves son mucho mayores que en los sueños, además de que la física funciona como es de esperarse, sientes que tienes que realizar esfuerzo para moverte, por ejemplo. Estando despierto es fácil distinguir la realidad de los sueños. Por el contrario, estando soñando, es dificil decidir si estás en un sueño o no, primero porque rara vez te lo preguntas y segundo porque (aún cuando si lo haces) la lógica en tu mente no funciona tan bien; o al menos esa fue mi experiencia. Después del despertar real y de decir wow, esto estuvo muy loco, me volví a quedar dormido y los falsos despertares continuaron por un rato más.

A la mañana siguiente, debo decir que ya sin mucho miedo y más bien fascinado por la experiencia, corrí a Wikipedia donde encontré un artículo al respecto. Lo que tuve fue una serie de despertares falsos que, por lo visto, son relativamente comunes. Como dato curioso me llamó la atención que Bertrand Russell (el matemático) dijo alguna vez haber experimentado cientos de despertares falsos en secuencia. Como sea el tema me llamó mucho la atención, en particular todo lo relacionado con los sueños lúcidos; ésto es cuando, dentro de tu sueño, te logras dar cuenta de que estás soñando.

Empezé incluso a tratar de provocarme los sueños lúcidos (debo de decir que no he tenido mucho éxito, sólo un par de veces lo he logrado), y en general a fantasear/filosofar con la idea de ¿cómo sería vivir en tus sueños? De entrada, tendrías control sobre toda tu vida, no más sufrimientos, no más esforzarte por obtener las cosas. ¿No quieres ir al trabajo? No vayas, no lo necesitas. ¿Quieres una novia? Sólo imagínala, ella va a estar ahí para ti. Hay un problema, definitivamente, con esta propuesta de vida, pero llegaré a eso más adelante. También quiero aclarar que no me hacía yo estas preguntas porque quisiera dejar, o no estuviera agusto con, mi vida real. Simplemente son esas preguntas filosóficas estúpidas que muchas veces uno se pregunta a sí mismo.

Y así fue como empezó la idea del cuento. Lo que quería transmitir, inicialmente, era esa idea de que parece totalmente razonable el querer vivir dentro de un sueño, literalmente. Creé en mi mente entonces a este personaje que, además, si tenía razones para no querer vivir en el mundo de afuera y que, por lo tanto, estaba dispuesto a intercambiar su vida real por la de sus sueños. Mi idea original era entonces escribir una historia donde el lector mismo se llegara a convencer en algun punto de que efectivamente, al menos para el personaje, la propuesta del cambio de una vida por otra era completamente coherente, razonable y deseable. Al final, desafortunadamente, creo que esto no quedó muy claro en el cuento ya que terminé matando demasiado rápido al personaje.

Y ese es el problema que uno tendría si es que decidiera dejar la vida real por la de los sueños. El problema es que, la vida real no se puede dejar. Efectivamente, necesitas estar vivo en éste mundo para poder soñar en el otro, necesitas comer, necesitas ganar dinero, necesitas trabajar. Ahí está, de regreso a éste mundo materialista del que querías escapar. En el cuento el personaje se da cuenta de ésto, a la mala, y pierde la vida al tratar de aferrarse a su sueño.

El cuento me sirvió también de pretexto para jugar y experimentar un poco escribiendo historias con un tinte mas erótico. Lo que también desde hace rato, sobre todo después de leer La efímera vida de Rulo, tenía curiosidad de intentar. Igual quiziera aclarar que la rubia ‘Suzie’ no es, precisamente, la chica de mis sueños, sino la chica que inventé para mi personaje. (A mí me suelen gustar más bien morenas ;-)

De cualquier modo, y aunque yo insista en que el cuento se trata sólo de una ficción escrita en primera persona, es verdad que finalmente un poco de mis traumas y deseos se cuelan en lo que escribo. Un ejemplo (que no fui yo sino una amiga quien me lo hizo ver) es el sentimiendo de querer estar con alguien que, en ese momento, no estaba físicamente cerca de mi. Pero bueno, más allá de eso, lo que si les puedo garantizar que me encuentro yo muy feliz y realizado con mi vida actual, y que no, no los pienso dejar por ir en busca de sueños.

No hay comentarios.: