Puedes consultar un reporte e información actualizada en Pedazos de Carbono.
Vamos a empezar con un caso hipotético. Imaginen por un momento que se descubre que el ejercito mexicano—ente sus diversas tácticas, equipo y armamento especializado—utiliza unas
varitas mágicas para luchar contra el crimen y el narcotráfico en el país. Imaginen que los militares salen por ahí haciendo movimientos mágicos con estas varitas para ‘detectar’ drogas, armas y explosivos que están en manos de los delincuentes. ¿Ridículo, no? Pero vamos a ponerlo aún más interesante, imaginen que la Secretaría Nacional de Defensa hubiera además pagado algo así como unos 350 mil pesos por cada una de estas ‘varitas mágicas’ para luchar contra el narco. ¡De risa! Imaginen que a la fecha se hubieran gastado ya más de 200 millones de pesos en estas varitas. Ahora piensen por un momento, si esto fuera cierto, ¿qué creen que pasaría?
Si ustedes creen que esto sería un escándalo en México, que los medios de comunicación estarían duro y dale sobre la noticia, poniendo en ridículo y pidiendo la renuncia de los incautos a quienes les vieron la cara y gastaron tales cantidades de
nuestros impuestos para poner varitas mágicas en manos del ejercito; si ustedes creen esto, estarían equivocados. Les voy a decir que pasaría en México si este cuento de las varitas mágicas fuera realidad:
nada.
¿Que cómo puedo estar tan seguro? Porque
esto está pasando en México y nadie está haciendo nada.
Vamos por partes, explicando de qué se trata todo esto. Resulta que hay por lo menos dos compañías en el Reino Unido,
Global Technical y
ATSC, a quienes se les ocurrió la fabulosa idea de producir varitas mágicas y venderlas a precios exorbitantes a los ejércitos y grupos militares que se dejen. Pero no, por supuesto, los generales y líderes militares no son
taaan estúpidos. Para hacerles creer que lo que les están vendiendo es una “verdadera pieza de alta tecnología”, la varita parece más bien algo así como una antena con una agarradera de plástico. Ah si, y trae también unas ‘tarjetitas’ (estas de papel) que se le pueden insertar al aparatejo, disque para controlar lo que uno quiere detectar: bombas, droga, armas, lo que quieras, tu sólo pide. Por supuesto, también hay que ponerle un nombre simple pero que suene técnico e interesante, vaya como si fuera algo que funcione: qué tal
GT200 (como el de Global Technical) o
ADE 651 (como el de ATSC).
Mírenla, que bonita, ahora sí, por una antena saliendo de una agarradera de plástico, y una docena de tarjetas hechas de papel enmicado, los lideres militares no van a dudar pero ni un segundo en pagar las
22 mil libras o algo así que cuestan cada una de las chunches estas.
Y no, no estoy exagerando. El aparatejo este es literalmente una agarradera
hueca de plástico—sin ningún componente químico, eléctrico, electrónico, o siquiera mecánico—del que sale una antena. El aparato no tiene
nada que sea capaz de leer o detectar siquiera si se ha introducido o no una tarjeta. No se le ponen pilas, no se le conecta nada, el aparato es: un trozo de plástico y una antena, bastante caros por cierto. Ésta es una foto del aparato partido en dos.
Foto:
Jomquan Laopet
Lo ven, está hueco, no tiene nada adentro. Pueden ver también
estos videos de las noticias en Tailandia, o el video con
el reportaje de la BBC.
¿Pero cómo? ¿A quién le han vendido esto?
Iraq, Tailandia, Pakistán, China, México, Kenia, Líbano y muchos otros países han sido ya embaucados por estas compañías y sus filiales repartidas por todo el mundo.
Global Technical se jacta de tener operaciones en más de 40 países, y en México su filial
SEGTEC es la que se da el lujo de estafarnos y de vernos la cara.
¿Y qué, nadie hace nada? Pues muy poco a poco pero a nivel internacional la noticia ha estado ya dando vueltas desde hace varios meses. En Tailandia la noticia estalló en los medios y el primer ministro, después de ser forzado a hacer pruebas a estos aparatos para ver si funcionan, tuvo que admitir que en efecto
no funcionan y prohibió comprar más de esas unidades.
En el Reino Unido la BBC también hizo estallar la noticia en una investigación de su programa
Newsnight y, a consecuencia de su reportaje, el gobierno del Reino Unido
prohibió la exportación de estos aparatos a Iraq y Afganistán. Orale, ¿y por qué sólo esos dos países? Ah, pues porque a la
Foreign Office le preocupa que “pudiera poner en riesgo a la fuerzas del Reino Unido o sus aliados” que, da la casualidad, se encuentran en aquellos países. En una nota más reciente
el director de ATSC, Jim McCormick, fue arrestado para ser investigado por el
fraude cometido al estar vendiendo las dichosas varitas mágicas. Aquí pueden ver también
uno de los reportajes de Newsnight en la BBC.
Foto: Alejandro Estrada (via
El Once)
Pero, ¿y en México? ¿qué pasa? Como les había comentado al principio de esta nota, a pesar de que la Secretaría de Defensa en México (SEDENA) ha gastado
más de 200 millones de pesos (no, eso no era broma) en puras ilusiones, y que
presumen en medios oficiales de su ignorancia, parece no haber reacción de los medios y nadie hace nada. Todo lo contrario, en
El Universal y en
Milenio se publican disparates sobre un “sensor especial que [...] determina si una persona ha consumido drogas en las últimas 24 horas” y “equipos [que] funcionan mediante la resonancia molecular de las sustancias, usan energía del cuerpo humano, [y] no requieren baterías”.
Por lo pronto parece sólo haber un bloguero perdido en el ciberespacio,
Andrés Tonini, quien lleva ya
más de un año investigando, documentando y levantando la voz sobre
el fraude del GT200, pero nadie parece hacerle mucho caso. Tan sólo apenas
Martín Bonfil Olivera, quien tiene una columna de ciencia en Milenio, comenzó a prestar un poco de atención y
publicó un par de notas al respecto.
Me parece increíble la falta de interés de los medios ante este asunto, que el SEDENA derroche grandes sumas de dinero—de nuestros impuestos—en artefactos inservibles, y que prácticamente nadie parezca siquiera incomodarse.
O bueno, quizá no debería de sorprenderme tanto. Después de todo México es también el país donde
la Fuerza Aérea recurre a Jaime Maussan como investigador científico, y
políticos acuden a ‘La Paca’ por su consejo como vidente en investigaciones oficiales.
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